El ilusionista

6:00 p.m.

Justo a tiempo. Labios deliniados y gloss super fashion, tenue nena que tu eres "naturalita". La mano en el bolso sacando el cigarro. Y encendedor en la otra. Lanzo el humo con mueca de silbido.

Discreto mi ojo revisa las mesas dispuestas al aire libre... area de fumar ¡Por favor!... ¡Ahí está!... Cuantas ganas tengo de revolver sus sábanas.

Tomo asiento con la seriedad que requiere el encuentro, le miro el reloj, 6:03. Me pide el café que no quiero, yo quiero té.

-¿Qué tal?... ¿Cómo te ha ido?...-

Me mira y sonríe sin responder mi pregunta. Enciende un cigarro mientras sus ojos escrutan los míos. Me invade. Me mide. Le cuento de mi día. Sonríe de nuevo.

Busco la mirada lasciva que solía tener en la oscuridad. Sus manos me recorren. Escucho: el despacho... nueva cuenta... chocó el coche de Julián...

Doy un sorbo al café amargo que no quería. Dos cucharadas de azúcar serán el fin de mi dieta. Cuchara en la mesa. Intento poner atención a su parloteo, me aburre. Me veo mordiendo su cuello, paseando por su piel.

-¿Pero dime que ha pasado contigo?- pregunta

Cierro los ojos para evitar la imágen: mis manos tirando de su pelo, aroma dulce y amargo, la luz que se filtra entre las persianas. Decido no responder y preparo mi garganta.

-¿Cuando fué la ultima vez que tuviste sexo?- pregunto.

Levanto la taza para llevarla a mis labios mientras mis ojos intentan librarse del vapor con las cejas y pestañas. Doy otro sorbo y con aspecto confiado espero la respuesta. Coloco la taza en su plato y escapa un sonido agudo pero casi sordo. Tomo la servilleta de mis piernas...

-Justo antes de que te limpiaras los labios-

6:35 p.m.