domingo, 26 de diciembre de 2010

Hace mucho... hace tanto

Te busqué en reflejos, en la invención de m propia memoria. Te reinventé. Te logré de recuerdos, te fusioné con la memoria.

Armé en tu reflejo en el Palacio de Hierro, te puse chombs, te puse los lentes que no usas, te forré con la máscara que no quieres.

Me vestí de rojo, tal como te gusta, bebí un café de moka para oler a café, me maquillé mientras oía Weird fishes y usé el ipod que nunca quiero portar.

Te ví ahí, de lejos ... con tu tu espera anacrónica, pues tu no entiedes de tiempo, culaquier londinense te parecería estúpido por el hecho de usar reloj; y me comí las ansias, rebajé mi ánimo, hasta aquel que tu verías si yo me mostraba en la zona de fast food leyedo alguna pendejada de K. Dick... Esperé la hora, la del sepulcro, cuando mostraras tu relojpulsera para decir que me quedaban cinco minutos....

Imperantes
Inestables
Innecesarios
Insuficientes
Innaccesibles

Para decierle adiós a tu metáfora de historia, para negar tu impavidez, tu estoicismo sigloveintiunañero, para negar mi memoria... para decidir que a pesar de la inmortalidad de las letras de mi pluma, la vida idílica se había acabado a los 27 y ya no quedaba más...

Decidiste que estaba bien mientras mordisqueabas tu hamburguesa de Mc Donalds, decidiste que la vida era así... que te había llevado (la vida) a New York, que eras cosmopolita por osmosis y por ello yo no era necesario tanto alboroto. Que pronto otro comensal me seduciría así, como tu seducción te llamó desde el norte.... necesitas independencia ¡caray!

Te dije adiós con la lengua quemándoseme entre los dientes, soñé por cinco segudos con que ese sueño se repitiera.... eternamente...

Sabes, estoy varada en la gloria momificada... tengo tres segundos para decidir si quiero ser millonaria o tirar mi vida por la borda. No quiero sr millonaria.

Norman Wood djo estupidamente que te quiero por problma... qué problema. Que te escondo por que tu lo necesitas.... que te ignoro por obligación y que te mancho cuando es necesario marcar mi territorio.

Estúpìdo Wood, me lavó la mente haciéndome creer que solo necesito planchar tu camisa cada mañana para sentirme de nuevo en el paraiso.

-¿ Recuerdas cuando te limpiate los labios?

No hay comentarios: